El Figaró
Historia
El actual municipio de Figaró-Montmany se llamó hasta 1981 Montmany de Puiggraciós, claro que el nombre actual refleja que el núcleo proncipal del pueblo reside en el centro administrativo del término en Figaró, situada al borde del rio Congost.
A grandes trazos, los límites municipales son los jurisdiccionales del antiguo castillo de Montmany, que englobaba tres parroquias: Sant Pau de Montmany, Sant Pere de Vallcàrquera y Sant Cristòfol de Monteugues.
El vestigio más antiguo es un poblado íbero que se encontró en el Turó del Puiggraciós, en la antigua parroquia de Montmany, descubierto en 1940, ha relegado al olvido por un mal estado de conservación y destrucción intencionada.
A partir del siglo III el eje principal de la presencia romana en el territorio fue el camino que llevaba desde la llanura vallesana hacia la Abella, que se encontraba próxima aguas arriba. El principal vestigio romano es la Torre de Puiggraciós, en la que se han encontrado algunos fragmentos cerámicos típicos romanos.
Entre medio hay un periodo en el que no se encuentran restos típicamente visigóticos, pero se sabe que en la llamada revuelta de Aissó, nombre del caudillo que apoyado por el emirato de Córdoba fue el hostigador de los dominios francos del sur, realizó incursiones en los territorios del Vallés y Osona, en los que se presupone que hubo incendios y rapiña de un territorio que además era hostil para sus pobladores. Seguramente el eje comunicador entre Vallés y Osona se encontraría en primera línea de la revuelta y la posterior pacificación franca, que se produjo entre los años 826 y 827.
Tras la victoria franca se producen los primeros documentos escritos conservados. Relativos a la zona del Montseny se vislumbra en ellos la primera feudalización, las primeras iglesias y los primeros castillos. A partir de entonces el término Figaró-Montmany entra en la historia escrita.
Hacia finales del siglo XI se termina la parroquialización del término con las iglesias de Monteugues (1021), Vallcàrquera (1069-1078) y Montmany (1187), vinculadas a la parroquia de Sant Esteve de la Garriga (966).
Posteriormente aparecieron otras parroquias en la Edad Media como la del castillo de Montmany (1247) dedicada la San Miguel y la capilla de Santa Ana y San Rafael, de la que se habla pro primera vez en 1508, y en la actualidad es la iglesia parroquial del Figaró.
Todas las iglesias han sido reformadas quedando con mayores elementos románicos las de Vallcàrquera y Monteugues, pasando por los típicos periodos gótico y barroco (la iglesia de Montmany fue reformada en el siglo XVI). La última en ser reconstruída fue la parroquial en el siglo XIX.
En el año 1413 data la primera notícia de la aparición de Nuestra Señora de Puiggraciós, la cual fue venerada en la iglesia de Montseny, dió finalmente origen a una rudimentaria capilla en el lugar del hallazgo en el siglo XVII, en el actual Santuario de Puiggraciós.
El castillo de Montmany o castell dels moros, es el paradigma de la proliferación de linajes aristocráticos que se produjo en el Alto Congost a partir del siglo XII, cuando el castillo y el término estaban vinculados a los barones de Centelles y sus fieles de Santa Eugenia.
El castillo de Montmany es el centro jurisdiccional que englobaba las tres parroquias, y proporcionó a la población local una cohesión contribuyendo decisivamente a la concrección del régimen municipal.
El término y el castillo fueron vendidos por la corona el año 1357, siendo recuperado por la misma el año 1550, reincorporándose el 27 de marzo de ese año definitivamente al dominio real.
En el año 1313 se documenta por primera vez el lugar llamado "a Figero", dónde vivió la concubina del rector de Monteugues. El nombre del lugar hace referencia a la presencia de higueras que habia en las vertientes de poniente del Montseny de de la ribera del Congost, que dieron nombre al mas Figueró. El mas Figueró se documenta por primera vez el año 1371 con ese nombre, y en 1557 ya aparece configurado como "vicinatus del Figaró".
A pesar de que se relaciona siempre el desarrollo de un lugar a partir de al época medieval, el desarrollo del Figaró va paralelo al desarrollo comercial del camino que lo cruzaba, orientado a dar servicio al transporte de mercancías a los mercados de Vic, Granollers y Barcelona, y a los transeuntes.
Geografía
El municipio de Figaró-Montmany está situado en la parte norte de la comarca del Vallès Oriental, a 320 metros de altura y en el estrecho valle por el que serpentea el río Congost, que desemboca en el Besós.
El municipio de 15 km2 está dividido por el río. Por la parte izquierda se encuentra parte de las estribaciones del Montseny, y gran parte de ellas pertenecen al Parc Natural del Montseny. Son la riera de Valcàrquera, el Turó de Tagamanent y el paraje de Monteugues los lugares más conocidos de esta parte sur-oeste del Parc Natural del Montseny.
Por la parte derecha el terreno se alza hacia los famosos Cingles del Bertí, contrafuertes calizos que sobresalen de la espesura de los valles del sot del Bac y de Ferèstecs.
Entre tanta naturaleza que se desplaza ràpidamente hacia arriba, nos quedan partiendo el término municipal en dos el río, el tren y la carretera.
En la parte sur del término de El Figaró se acaba la parte llana del vallès oriental para, de la mano del río subir a la plana de Vic, quedándonos a medio camino con el último pueblo del Vallès Oriental Aiguafreda, y el primero de Osona, Sant Martí de Centelles, con los cuales tiene una extraña ubicación dentro del valle en forma de rompecabezas.
Puentes
Saliendo de la estación de La Garriga, que está al margen izquierdo del río se hace imprescindible cambiar de lado para sortear el angosto valle a partir del cruce con la carretera. Ya algo elevada la vía del tren atraviesa mediante un inmenso puente el cauce del río Congost y la autovía C-17. Algo más arriba hay varios puentes sobre la antigua carretera N-152 que son metálicos y muy biselados.
Como se puede ver a la entrada del Figaró los puentes son de diferentes conceptos arquitectónicos según se utilice para salvar la carretera, normalmente metálicos, las estribaciones del terreno, en dónde se utiliza habitualmente el viaducto de piedra o para atravesar el río, dónde el puente metálico es más esbelto utilizando la celosía.
Esta línea tiene los puentes más bonitos de toda la red de RENFE, aunque no los más grandes o vistosos porque en la mayoría de las ocasiones los tapa la vegetación.
El ejemplo de lo dicho antes es el puente combinado de la entrada del Figaró, que es una combinación de puente metálico sobre la carretera, con viaducto que les sirve a ambos de soporte y puente metálico sobre el río.
Para poder salvar la altura existente entre la estación de La Garriga y la del Figaró, que es de 61,2 metros de altura se utilizan unos 4,5 kilómetros de distancia entre las estaciones.
La Estación del Figaró
Línea | 222 ADIF | |
Km | 42,3 | |
Altitud | 320 m | |
nº estación | 77103 |
Situada a 323, 6 metros sobre el nivel del mar, la estación del Figaró se encuentra en la parte derecha del rio Congost ya algo elevada sobre el nivel del pueblo, que se encuentra situado al otro lado, sobre el margen izquierdo.
Desde siempre habíamos creido los forasteros que la estación era un edificio de color blanco que está próximo a los andenes, y de forma totalmente diferente a la obra de fábrica de la línea.
Pero lo que no sabíamos es que el apeadero del Figaró no siempre estuvo en ese lugar:
En principio, cuando se inauguró la línea en 1875 el Figaró no tenía estación, con el tiempo se construyó un apeadero a la salida del túnel nº 3 "El Figaró", situada en el pk 41,435. Ante la caseta de 2x3 metros se paraban los trenes de forma facultativa para los veraneantes o la gente del pueblo. En el año 1908 (1 de septiembre), y gracias a las gestiones del señor Francesc d'Assís Ribas i Serra, veraneante del Figaró, se consiguió que la compañía Norte construyera el apeadero en el pk 42,334, el cual sólo tuvo una vía. El primer horario oficial en que constaba parada en el Figaró data de 1911, año en que se inauguraron los accesos al apeadero construyendo un puente de piedra sobre el Congost. A partir de 1929 el apeadero tuvo una segunda vía de sobrepaso que se construyó cuando se electrificaba la línea.
En 1988 RENFE cerró definitivamente el apeadero debido a la entrada en servicio del C.T.C. hasta Vic, por tal motivo quedó un tiempo sin personal.
En la actualidad, la estación está formada por dos vías de estacionamiento y dos andenes, que se han desplazado hacia el sur, dejando el edificio de la estación junto a la aguja norte de la misma. De esta manera los pasajeros utilizan las dos marquesinas que se han puesto en la parte central de los andenes, cercanas al puente de acceso al pueblo que atraviesa por encima de la carretera C-17.
El edificio de la estación, a diferencia de otros lugares ha ganado mediante una gestión compartida entre el Ayuntamiento de Figaró-Montmany, el Parc Natural del Montseny y la cooperativa Aprèn Serveis Ambiental.
En ella se ofrecen los servicios típicos de la estación, pero también información turística y ambiental, ofreciendo visitas guiadas al patrimonio modernista del municipo, como la Ruta Raspall, e itinerarios de excursión a la exhuberante naturaleza que rodea al pueblo. Incluso la cooperativa organiza itinerarios de descubrimiento ambiental para estudiantes de primaria y secundaria.
La estación permanece en el nivel inferior de andén en el que fue construída, siendo recrecidos los dos andenes a una altura más cercana a la puerta de los trenes. Frente a la misma un parque infantil en el que todo permanece impoluto. Permanece en un tramo recto entre dos curvas que rodean la montaña.
En una de las curvas el camino salva la vía por encima, pero en la otra (la curva norte) el camino pasa al mismo nivel, para informar de ello, se ha puesto una señal luninosa pasado el semáforo de salida de la estación (se enseña en una de las fotos a lo lejos).
Ubicación
Anécdota
Cada primero de septiembre se celebra la "Festa del fanalet", día de Sant Llop i se sigue haciendo en recuerdo de los años en que, antes de la construcción de la nueva estación en su ubicación actual, el tren paraba delante del pequeño apeadero situado en la salida norte del túnel, llamado popularmente "La Foradada". En el tren llegaban siempre pasajeros, pero también los músicos para los bailes de la fiesta mayor. Por este motivo, la gente del pueblo los iba a esperar con los farolillos, ya que la parada del tren estaba lejos del pueblo y de noche era muy oscuro el camino.
Con los años esta costumbre se convirtió en tradición, y actualmente es el acto inicial de la fiesta mayor.
(Se puede ver lo que queda del apeadero en una de las fotos que ha proporcionado Ramón Pont)